viernes, 13 de mayo de 2011

PRIMER VICTIMA DE LA OBSOLESCENCIA

La bombilla cuya imagen es símbolo de la innovación e inteligencia se convirtió, paradójicamente, en la primera víctima de la obsolescencia programada. Un día de Navidad de 1924 se creó, en Ginebra, el primer cartel de fabricantes de bombillas, Phoebus, cuyo objetivo era controlar el tiempo que duraba encendida la bombilla.
Si en 1881 Edison puso a la venta su primera bombilla con el objetivo de que durara mucho tiempo, cuarenta años más tarde la industria creó el Comité de las 1.000 horas, donde estaban representadas numerosas empresas, como por ejemplo la holandesa Philips o la española Teka, para que técnicamente ninguna bombilla superara esta duración, años mas tarde un historiador encuentra pruebas de la existencia de este cartel que aunque siempre existió  todos sus movimientos para promover la obsolescencia programada fueron en la clandestinidad puesto que cobraban multas a las empresas que superaran la duración estándar establecida por ellos de 1000 horas de vida  para una bombilla.
En un parque de bomberos de Livermore (California) descubrieron hace décadas la bombilla más antigua del mundo: funciona desde 1901 y nunca ha dejado de dar luz. Cuando cumplió 100 años miles de curiosos se acercaron a Livermore a celebrarlo.

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